El Instituto Cervantes acaba de celebrar el simposio "25 años de ELE". El acto en cuestión dio para mucho: palabras de salutación, homenajes, vídeo retrospectivo, mesas redondas, exposición de materiales,evocación de anécdotas, balance de hitos, esbozo de futuras líneas de actuación, propuesta de retos pendientes... Si bien los logros alcanzados durante estos 25 años son numerosos, todavía queda mucho por hacer.
Materia-ELE ha seleccionado como objeto de reflexión para esta nota uno de los retos pendientes citados durante las jornadas: vencer la DISGREGACIÓN. Existe un compromiso aparentemente sólido, por parte de todos los agentes implicados en la enseñanza de lenguas extranjeras, con las líneas de actuación impulsadas por el Consejo de Europa. Se aspira a la unificación de niveles, y no obstante lo que se persigue es precisamente lo contrario a lo que se percibe: disgregación de niveles. Resulta descorazonador comprobar, por ejemplo, que las habilidades lingüísticas contempladas para un B1 de inglés no siempre coinciden con las de un B1 de español. Pero es mucho más alarmante constatar que ni siquiera existe consenso entre instituciones encargadas de regular la enseñanza de la misma lengua, el español: los descriptores, las habilidades, las funciones, los contenidos, el número de horas previstas... no parecen ser equiparables en el Instituto Cervantes y en las Escuelas Oficiales de Idiomas.
Materia-ELE quisiera saber: ¿existe comunicación y colaboración entre ambas instituciones? ¿Existen mesas de trabajo, lugares de debate y encuentro para aunar criterios? ¿cuál es el origen de esta disgregación cuando a lo que se tiende es a la homogeneización? ¿Se están tomando medidas para alcanzar este reto?
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